Cómo prevenir el cáncer con una dieta antioxidante

Cómo prevenir el cáncer con una dieta antioxidante

2392
Compartir
Aprender a utilizar los alimentos a favor de nuestra salud es un recurso vital para prevenir y combatir enfermedades
Foto: Chiot's Run

En los últimos años, los investigadores han intensificado sus estudios acerca del papel que juega la dieta tanto en la prevención como en el tratamiento del cáncer. Los cuidados en cuanto a evitar las grasas y alimentos ricos en sodio, son una de las claves.

Entre un 30 y 40% de casos de cáncer pueden prevenirse a través de cambios en la dieta, incluyendo algunos de los más comunes en el mundo Occidental.

Se estima que el 95% de los cánceres más comunes están causados por factores ambientales y, de ellos, más de la tercera parte están ligados a factores dietéticos como causa principal.

Resultados de descubrimientos

  • Una dieta rica en grasas y alta en calorías, puede incrementar el riesgo de cáncer de seno, colon, próstata y útero.
  • El consumo excesivo de alcohol aumenta el riesgo de cáncer de hígado, esófago, cuello y boca.
  • Una ingestión elevada de alimentos ahumados, salados y en escabeche aumenta el riesgo de cáncer de estómago y esófago.
  • Los residuos de pesticidas y otros contaminantes ambientales, pueden producir cáncer.
  • Algunos nutrientes como selenio y vitaminas A, C y E, pueden proteger contra ciertos cánceres Un aporte energético elevado se considera un factor potencialmente inductor de cáncer. De hecho, la obesidad correlaciona positivamente con el cáncer de endometrio, el de vías biliares y el de mama en la postmenopausia.

Recomendaciones dietéticas para la prevención del cáncer

Evitar el sobrepeso: Mantener o incrementar la actividad física. Es recomendable el ejercicio físico con una frecuencia de 3 veces por semana.

Calorías: En animales de laboratorio, una restricción drástica en el consumo de calorías reduce dramáticamente el riesgo de cáncer, pero una restricción moderada, no. Se sabe muy poco sobre el efecto que pudiera tener las restricciones calóricas en humanos.

El papel de la grasa en la dieta: Al estudiar la información de varios países, se observa una relación entre el cáncer de ovario y la grasa que se consume en la dieta. Según investigaciones preliminares, el consumo de grasa saturada, colesterol -como el del huevo- y grasas animales se relaciona con el riesgo de padecer cáncer de ovario.

Estudios preliminares sugieren que determinado consumo de grasa en la dieta se relaciona con el riesgo de padecer cáncer uterino. Parte del riesgo excesivo parece ser resultado del incremento en el peso corporal provocado por una dieta rica en grasas.

Grasas poliinsaturadas: En una investigación en animales, el consumo de ácidos grasos poliinsaturados aumentó el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer.

Sin embargo, en humanos, la mayoría de los estudios, aunque no todos, no pudieron encontrar una relación entre el consumo de grasa poliinsaturada y el riesgo de padecerlo.

Carnes y Embutidos: Limitar el consumo de carnes rojas y embutidos.

Disminuir ingesta de alimentos curados, ahumados o en salazón: Algunas recomendaciones establecen que no deberían proporcionar más del 10% del aporte calórico total. Consumir carnes blancas y pescado como alternativas.

Pescado: Se ha informado que quienes consumen pescado tienen un riesgo menor de contraer cáncer de boca, garganta, estómago, colon, recto, páncreas, pulmones, mamario y próstata.

Grasas y Azúcares: No hay recomendaciones específicas sobre el consumo de grasas dada la carencia de evidencias concluyentes, aunque parece sensato limitar su aporte en la dieta, especialmente las de origen animal. Los farináceos (arroz, pasta, pan), preferentemente integrales, y las legumbres deben recomendarse como principal fuente de energía. Limitar el consumo de azúcares refinados.

Azúcar: Un estudio preliminar informó de una relación entre el incremento en el consumo de azúcar o de alimentos que la contienen y un mayor riesgo de cáncer de la vesícula.

Sal: En una investigación preliminar, un incremento en el consumo de sal se asocia con un aumento en el riesgo de padecer cáncer de estómago. También se han observado relaciones entre las conservas en salmuera y el riesgo de sufrir de cáncer en la cabeza y cuello.

Suplementos Vitamínicos: No hay evidencia concluyente para recomendar su uso. Las megadosis de vitaminas y minerales no están carentes de riesgo. Es preferible el consumo de vitaminas y minerales a través de los alimentos. La mayor parte de los médicos recomienda que no se utilicen suplementos como sustitutos de los alimentos favorables. Algunas investigaciones, en particular concentradas en e beta caroteno sintético, no apoyan la idea de que tomar suplementos tenga el mismo efecto protector contra el cáncer que el consumo de frutas y verduras.

Frutas y vegetales: Se recomienda el consumo a diario. La creencia generalizada es que el consumo de frutas y verduras disminuye el riesgo de padecer los tipos más comunes de cáncer. Muchos médicos recomiendan que las personas consuman varias porciones de frutas y verduras al día.

Alcohol: No se recomienda su consumo. De tomarse, debería limitarse a no más de 2 bebidas al día en hombres y 1 en la mujer. El consumo de alcohol aumenta significativamente el riesgo de contraer cáncer de boca -bucal/bucofaríngeo-, cáncer de garganta –esofágico- y del órgano productor de la voz –laríngeo-, en particular si además la persona fuma. Quienes dejan de beber se encuentran en un riesgo mucho menor que quienes no lo han dejado. También se ha informado de una estrecha relación entre el consumo de alcohol y el cáncer de hígado.

Café: Se ha encontrado una relación entre un consumo elevado de café y el riesgo de padecer cáncer de páncreas. Sin embargo, las personas que beben sólo una o dos tazas de café diarias tienen, en promedio, un riesgo más bajo de padecer cáncer de páncreas que quienes nunca toman café. Algunos estudios publicados han encontrado que quienes beben café tienen un riesgo más alto de padecer cáncer de vejiga; sin embargo, otras investigaciones los contradicen. En un estudio, sólo se encontró esta relación en el café con cafeína.

Fibra: Aumentar su consumo a través del consumo de una amplia variedad de alimentos de origen vegetal. Los cereales enteros -como el centeno, el arroz integral y el trigo entero- contienen grandes cantidades de fibra insoluble, el tipo que algunos científicos consideran que protege contra diversos tipos de cáncer. En un análisis de los datos de varios estudios, se encontró que las personas que consumen cantidades relativamente altas de cereales enteros se encuentran en menos riesgo de padecer linfomas y cáncer de páncreas, estómago, colon, recto, mamario, útero, boca, garganta, hígado y tiroides.

Los peligros del vegetarianismo

Muchos estudios han encontrado que los vegetarianos tienen un menor riesgo de desarrollar cáncer que quienes comen carne. Los vegetarianos también parecen tener una función inmunológica más fuerte, lo que posiblemente explica por qué pueden estar parcialmente protegidos contra el cáncer.

Los tomates disminuyen el riesgo de padecer esta enfermedad

Contienen licopeno, un antioxidante con una estructura similar al beta caroteno. Una revisión de las investigaciones publicadas encontró que consumir más tomates o tener niveles más elevados de licopeno en sangre se asoció con una protección contra el cáncer en 57 de 72 estudios.

La evidencia del efecto protector del consumo de tomate fue mayor en el caso del cáncer de próstata, de pulmón y de estómago, pero también parece tener cierto efecto protector contra el cáncer de páncreas, colon, recto, esófago, boca, mamario y cuello uterino.

Vegetales crucíferos: potentes anticancerígenos

La col, la col de Bruselas y la coliflor pertenecen a la familia de vegetales Brassica, también conocidas como «crucíferas». En pruebas de laboratorio y estudios en animales, estos alimentos se han asociado con una actividad anticancerígena, debido posiblemente a varias sustancias que se encuentran en ellos, como por ejemplo, indol-3-carbinol, ácido glucárico (D-glucarato de calcio) y sulforafano.

En estudios preliminares en humanos, se informó que aquellos que consumieron este tipo de vegetales tuvieron un riesgo menor que el promedio de padecer cáncer de vejiga.

El papel de los flavonoides

Las cebollas y manzanas contienen grandes cantidades de un flavonoide llamado quercetina. El consumo de flavonoides en general, y de la quercetina que contienen los alimentos en particular, se ha asociado con una protección contra el cáncer en algunos estudios, aunque no en todos.

Estilos de vida y otros factores relacionados con el riesgo de padecer cáncer según localización tumoral

Localización neoplásica

 

Incrementa el riesgo

 

Disminuye el riesgo
Pulmón Tabaco

 

Actividad física

 

Mama

Actividad física

 

Menarquia precoz Menopausia tardía / Primer embarazo a edad avanzada Altura / Obesidad. Actividad física

 

Colo-rectal

 

Pólipos adenomatosos Enfermedad inflamatoria intestinal Obesidad -en el varón- Actividad física

 

Estómago

 

Infección por Helicobacter pylory
Cérvix uterino

 

Papilomavirus humano Tabaco
Endometrio

 

Exposición a estrógenos Obesidad
Vejiga Tabaco / Esquistosomiasis

 

Esófago

 

Tabaco/ Enfermedad de Barrett
Hígado

 

Infección por hepatitis B y C

 

Páncreas Tabaco

 

 

Compartir
Organización que difunde cómo alimentarse mejor, y asi, optimizar la calidad de vida. Creemos en el dilema: "Somos lo que comemos, y no sabemos como hacerlo". Contacto: alimentacion@gmail.com

Dejanos tus Comentarios

SIN COMENTARIOS

DEJA UN COMENTARIO

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.