Cómo controlar la acidez y la gastritis

Cómo controlar la acidez y la gastritis

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Hoy se conoce que la bacteria H. Pylori es causante de la gastritis crónica, pero es fundamental mejorar los hábitos alimenticios. Foto: Diego Molano

Un estilo de vida saludable sumado a adecuados hábitos alimentarios pueden prevenir esta dolencia y en caso de padecerla, mejorar los síntomas y prevenir posibles recaídas.

Con el término gastritis se designa a cualquier proceso inflamatorio que se desarrolla en el tejido que reviste el estómago. Dependiendo del compromiso existente en la mucosa se las ha clasificado en gastritis erosivas y no erosivas. Según el tiempo de evolución, también se las clasifica en agudas, cuando hay solo inflamación de la mucosa y crónicas, donde además hay cierto grado de atrofia y disminución de la digestión de los alimentos.

La gastritis de tipo agudo es de aparición rápida y resolución en pocos días. En cambio el crónico puede persistir durante años y llegar a producir úlcera péptica.

Factores involucrados en el desarrollo de la gastritis: medicamentos -analgésicos y antiinflamatorios (AINE)-, el estrés -emociones y nerviosismo-, el alcohol o algunas enfermedades. En los últimos años, diversos estudios apuntan al papel de una bacteria, el H. Pylori, como agente causante de la gastritis crónica.
En los países en vías de desarrollo en los que existe un sistema sanitario deficiente, la prevalencia de la gastritis crónica es muy elevada, sobre todo en los adultos y ancianos.

Una enfermedad silenciosa

Las manifestaciones clínicas son inespecíficas, pudiendo no producir ninguna molestia. Generalmente comienzan con pérdida del apetito, náuseas y vómitos ocasionales, mareos y sensación de ardor o quemazón en el abdomen. En algunos casos, no manifiestan síntomas y se presenta como un cuadro de hemorragia digestiva, con eliminación de sangre por la boca o de heces oscuras. Las pérdidas de sangre pueden no ser evidentes y con el tiempo ocasionar un cuadro de anemia.
También puede aparecer distensión del abdomen, eructos, pesadez luego de las comidas y mal sabor en la boca, constituyendo un cuadro denominado dispepsia funcional.

Tratamiento para la gastritis

La mayoría de las lesiones erosivas de la mucosa del estómago cicatrizan en forma espontánea y la hemorragia suele autolimitarse también en muchos casos. Para acelerar el proceso, resultan de gran utilidad los medicamentos inhibidores de la secreción ácida del estómago, antiácidos, antihistamínicos -Ranitidina-, inhibidores de la bomba de protones -Omeprazol- o los que poseen propiedades protectoras del estómago -Sucralfato.
En los casos de gastritis asociadas a la bacteria H. Pylori, la eliminación del microorganismo se asocia con una mejoría de las manifestaciones clínicas. Para ello puede recurrirse al bismuto coloidal o a antibióticos como la Amoxicilina o la Claritromicina y Nitroimidazol.

¿Por qué se produce la gastritis?

Con frecuencia se debe a una infección causada por la bacteria Helycobacter Pylori. Otras causas incluyen el consumo excesivo de alcohol y otras transgresiones dietéticas -comidas copiosas, abuso de condimentos fuertes e irritante-, las intoxicaciones de origen alimentario, el estrés, el uso prolongado de ciertos medicamentos -antiiflamatorios y antirreumáticos- o tomar demasiadas aspirinas.

¿Cuáles son sus síntomas?

Los síntomas característicos son sensación ardiente en la boca del estómago que puede llegar hasta el pecho, acidez, náuseas, vómitos y flatulencia.

Recomendaciones dietéticas generales

La dieta varía en función de los síntomas y de la evolución de la enfermedad. En período de evolución favorable, las recomendaciones generales son las siguientes:

  • Llevar a cabo una alimentación lo más variada posible, excluyendo tan solo temporalmente aquellos alimentos que crean molestias y los que aumentan la acidez o irritan la mucosa gástrica. No limite su dieta más de lo necesario.
  • Distribuir la alimentación en tres o cuatro tomas -desayuno, comida, merienda y cena-. Se puede incluir una colación a media mañana, según horarios y costumbre.
  • No hacer comidas abundantes, pesadas o copiosas, comer lentamente y masticar bien.
  • No comer alimentos sólidos justo antes de ir a la cama, porque fermentan en el estómago y producen molestias.
  • No es aconsejable la toma frecuente de leche, ya que 2 o 3 horas tras su ingesta produce acidez.
  • Preferir alimentos jugosos que requieran de poca cocción.
  • Probar la tolerancia frente a los alimentos ricos en fibra -verduras cocidas enteras, ensaladas, legumbres, cereales integrales, frutos secos y frutas secas-.
  • Excluir los alimentos muy salados o condimentados y las conservas en escabeche.
  • Evitar alimentos que estimulan la secreción gástrica -café, descafeinado, té, alcohol-. Sustituirlos por achicoria, malta o infusiones suaves como romero, salvia, poleo o manzanilla.
  • No tomar bebidas gaseosas.
  • No consumir cantidades excesivas de azúcar.
  • Si hay acidez, los derivados del tomate y el zumo de cítricos pueden causar molestias según la persona.
  • Evitar los alimentos muy calientes o muy fríos ya que provocan irritación.
  • Incluir progresivamente alimentos nuevos hasta llegar a una alimentación normal y de acuerdo a las indicaciones de dieta equilibrada.

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